La distribución de la vacuna de la COVID-19 podría estar «en fase avanzada» a finales de marzo de 2021, según estimaciones de la empresa farmacéutica AstraZeneca, encargada de proveer a la Unión Europea (UE) de 300 millones de dosis.
Así lo indicó este lunes el director del área de Investigación y Desarrollo de Oncología AstraZeneca, Josep Baselga, quien calcula que a principios de año que viene la farmacéutica tendrá unos tres mil millones de vacunas que confía en que se verifiquen efectivas.
Lo «complicado» será diseñar cómo repartirlas dada la demanda que existirá, por lo que Balsega estima que hasta finales del primer trimestre de 2021 las vacunas, en caso de funcionar, no estarían en «fase avanzada de distribución».
AstraZeneca espera que antes de finales de año «una, dos o tres» de las cuatro vacunas con las que está experimentando comiencen a dar «resultados».
En el caso de las vacunas de esta empresa la previsión es que se apliquen dos dosis: la segunda 28 días después de la primera.
Ahora mismo en todo el mundo hay 175 vacunas distintas sobre las que se está trabajando, 35 de ellas en ensayos clínicos con enfermos y 10 en su fase final de verificación, explicó Balsega en declaraciones radiofónicas.
«La vacuna ayudará, pero no es la única solución», dijo y recordó que AstraZeneca está desarrollando también un tratamiento por «anticuerpos monoclonales», con el que se aplicarían anticuerpos de personas que han pasado el virus a potenciales enfermos.
Hay 16 de estos tratamientos en desarrollo y uno en especial que «es buenísimo».
Con todo, se mostró confiado en que tras un invierno que será «horroroso» el próximo verano sea «relativamente normal», y sostuvo que no se debe obligar a vacunarse a quien no lo quiera, porque a su juicio debe prevalecer «un principio de libertad individual que es innegable».
En agosto, la Unión Europea (UE) cerró con AstraZeneca un primer contrato que le garantiza acceso a 300 millones de dosis, pacto que se rubricó en nombre de los Estados miembros y las dosis se distribuirán en función de la población de cada país.
Además del contrato de la UE con AstraZeneca, los Gobiernos de Argentina y México, así como la fundación mexicana Slim, llegaron a un acuerdo con la farmacéutica y Oxford para fabricar la vacuna destinada a sus países y distribuirla después al resto de América Latina, excepto Brasil.
Además del Reino Unido, las pruebas clínicas se han desarrollado en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica.