Estas elecciones, son las más reñidas desde el año 2000, donde el candidato republicano, George.W.Bush, ganó por 537 votos al demócrata Al Gore, después de 36 frenéticos días de conteo de votos, en el Estado de la Florida.
En primer lugar, hay que entender cómo funcionan las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. El país de las barras y estrellas se rige por el voto indirecto, ya que son los miembros del Colegio electoral quienes con sus votos serán los encargados de escoger el «voto electoral» para distinguirlo del «voto popular» y elegirán al candidato que ocupe los próximos cuatro años el 1600 de Pennsylvania Avenue, en Washington D.C.
Los miembros del Colegio son conocidos como compromisarios o electores, suman en total 538 electores, (435 diputados de la Cámara de Representantes, 100 senadores y 3 delegados de Washington D.C.) cada estado tiene un número determinado de electores, que oscila entre los tres que tienen los menos poblados hasta los 55 de California, al ser el más poblado.
Para llegar a ser el inquilino de la Casa Blanca, el candidato tiene que llegar como mínimo a la mitad de los miembros del Colegio Electoral, es decir, 270 compromisarios. La elección se rige por la norma de «winner-take-all» (el ganador se lleva todo) que rige en 48 de los 50 estados, y no tiene en cuenta la proporcionalidad de los votos, ya que quien vence en un estado, sea por la diferencia que sea, se lleva todos los compromisarios, sin embargo, hay dos estados (Nebraska y Maine) en los que el ganador no se lleva todos los electores.
En el caso de Nebraska, se reparten cinco compromisarios en total: el candidato vencedor en el estado se lleva dos de ellos, mientras que los otros tres corresponden a tres distritos que se asignan al ganador en cada uno de ellos. Por su parte, Maine cuenta con cuatro electores en total, de los cuales dos se los lleva el ganador del estado y los otros dos también se reparten en los otros dos distritos.
El pasado 21 de octubre tuvo lugar un encuentro digital, organizado por Allende Martin, CEO de CompoLider, donde la voz de tres embajadores españoles (Javier Rupérez, Juan Antonio Yáñez Barnuevo y Inocencio F. Arias) que vivieron en Estados Unidos y conocedores de cómo funciona la política, sociedad y diplomacia norteamericana, daban a entender que la gran mayoría de la diplomacia internacional se inclina con Joe Biden, por tener un perfil más estadista y trayectoria en la administración estadounidense desde los años setenta y es que todos afirmaron la frase de Javier Rupérez: «Que Trump gane las elecciones supone un problema para los Estados Unidos y para el mundo»
Estas elecciones para entenderlas, hay que tener en cuenta tres aspectos fundamentales:
En primer lugar, el voto por correo, lo que se ha convertido en el principal dolor de cabeza para Trump, y los republicanos no aceptaran el voto a través del buzón de correos.
En algunos estados se quintuplicó, si no más. Las autoridades electorales se preparan a falta de un día para la elección, para recibir más de 90 millones de votos por correo, donde según las encuestas 8 de cada 10 votantes por Biden, lo harán por correo y 2 y de cada 10 lo harán por Trump. Los estados de Colorado, Hawai, Oregón, Utah y Washington tienen sistemas en los que se vota exclusivamente por correo y California, Nevada y Vermont los estrenarán en noviembre. Pero los demás estados tienen poca experiencia en el manejo de votos emitidos por correo. Si el voto por correo no llega antes de cierta fecha, podrá ser invalidado.
Para votar en las elecciones americanas, en primer lugar, los ciudadanos tienen que inscribirse para poder ejercer su derecho al voto. Normalmente suele votar menos del 64% del censo electoral y en este caso se creé que por la polarización se pueda superar la participación.
En segundo lugar los electores de los conocidos como «swing states» (estados pendulares): Arizona(11), en este estado ya ha votado más gente por correo que el total de electores en 2016, Carolina de Norte(15), Ohio(18), es el oráculo y quien decide al ganador, como lleva haciendo de manera ininterrumpida desde 1964 y ningún republicano ha logrado ganar las presidenciales sin Ohio, Florida(29), Michigan(16) y Iowa(6) son algunos de los principales estados donde por un puñado de votos, la presidencia puede ser para uno o para el otro.
Todo para Pensilvania
Actualmente es el quinto estado más poblado del país, donde se juegan 20 electores, que al igual que en 2016, pueden ser más que decisivos para la reelección y es que Pensilvania es considerada la cuna del acero, y hasta la llegada de Trump este estado no dejaba de perder cuota de mercado, debido al dumpping (vender por debajo del precio de coste) que aplicaban las empresas chinas, por lo que muchas empresas tuvieron que ir cerrando con el tiempo, y con la llegada en 2016 del empresario neoyorquino, se cambio esa tendencia de destrucción de empleo en las empresas siderúrgicas, mediante una implementación de un 25% de aranceles a las empresas siderúrgicas de China, a su vez es el cuarto estado con la población más envejecida del país y el segundo Estado que más gas natural produce, por detrás del feudo republicano de Texas. En el caso del voto por correo, Pensilvania, permitió a los votantes pedir el formulario hasta el 27 de octubre, si querían asegurarse de que llegase para el 3 de noviembre.
Por último, y no menos importante la importancia del voto femenino, por lo que el candidato republicano ha sacado la artillería pesada, por medio de su mujer Melania y su hija Ivanka, las dos buscan el voto de esas mujeres liberales, emprendedoras y son totalmente independientes, por lo que Biden ha hecho lo mismo poniendo por primera vez en la historia a una candidata a la vicepresidencia, como Kamala Harris, y a su actual esposa.
La guerra está servida, y esta vez pasará como en el año 2000, que no sabremos el ganador la misma noche, lo que le da una ventaja a Trump, ya que será una carta que los republicanos jugarán y que sin duda ganarán en última instancia ante el Tribunal Supremo, a ello hay que sumarle el voto oculto, que favorece sin lugar a duda a la reelección de Trump. Pero una cosa está clara, si Biden consigue la Florida y Pensilvania, los demócratas recuperaran el poder de la Casa Blanca, por ultimó se debe remarcar que el voto popular puede no dar la presidencia, ya que, en la historia, cinco presidentes han conseguido llegar a sentarse en el Despacho Oval ganando las elecciones sin mayoría popular: Bejanmin Harrison, Rutherford Hayes, John Q. Adams, George W. Bush y Donald Trump.
Por: Eduardo López García de Jaime
Economista español, analista de CompoLider
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