El bitcoin, la criptomoneda que llegó a cotizar a finales del pasado año en niveles próximos a los 20,000 dólares acentúa su desplome y se acerca a perder el nivel estratégico de 6,000 dólares. Desde que se hiciera más acusado su desplome, este nivel de cambio se ha convertido en una referencia clave.
La desbandada que se produjo en diciembre pasado, cuando pulverizó récords de subidas, dando paso a renglón seguido al efecto rebote por parte de los inversores para recoger beneficios, se frenó en los primeros días de febrero, cuando su nivel bajó de los 7,000 dólares.
Esta relativa calma sólo duró un mes y volvió de nuevo a perder posiciones respecto al dólar llegando al mes de junio a cotizar por debajo del umbral de los 6.000 dólares.
En los inicios del nuevo semestre tuvo un efecto positivo y llegó de nuevo a subir por encima de los 8,000 dólares. Esta remontada se ha diluido durante el pasado mes de agosto, volviendo de nuevo al nivel de los 6,000 dólares.
Con estos datos su desplome supone perder casi el 70% de su valor desde que cotizara en máximos allá por el mes de Diciembre, y significa perder en lo que llevamos de año más de la mitad de su valor.
Éstos datos traducidos a dólares significa que ha perdido del orden de 200,000 millones de dólares de capitalización, ya que en Diciembre superaba los 325,000 millones y en estos momentos su cifra a duras penas llega a los 100,000 millones de dólares.
La volatilidad ha producido dos factores negativos en su volumen de contratación y en el número de búsquedas en Internet, ya que en sus momentos álgidos llegó a negociar 20,000 millones diarios, cuando en estos momentos no supera los 5,000 millones diarios de negociación.
La bajada de Agosto se agravó con el nuevo rechazo por parte del Supervisor Bursátil de Estados Unidos (SEC),a la aprobación de fondos cotizados (ETF) sobre el bitcoin, lo que habría servido de gran ayuda para facilitar el acceso a invertir en la criptomoneda.
Con estos datos y las reticencias de tanto entidades públicas como privadas, nos inducen a pensar que se producirán nuevos retrasos a la incorporación del bitcoin y el resto de criptomonedas al sistema financiero tradicional.