El presidente estadounidense, Joe Biden, y la vicepresidenta del país, Kamala Harris, se centraron este martes en abordar los desafíos que enfrentan los pequeños negocios de latinos o negros debido a la pandemia, mientras crecía la polémica sobre su gestión de la situación en la frontera.
Biden inició en Pensilvania su gira para promocionar el plan de rescate de 1.9 billones de dólares recién aprobado en Estados Unidos, mientras que Harris completó en Denver (Colorado) la segunda parada de su propia ruta para vender el paquete de estímulo, que comenzó este lunes en Las Vegas (Nevada).
El foco en las minorías
Ambos pusieron el foco en los pequeños negocios de minorías: Biden visitó una empresa de pavimentación y suelos regentada por un matrimonio negro en Chester (Pensilvania), y Harris se desplazó a un restaurante dirigido por una argentina en Denver, llamado Maria Empanada.
«Los más golpeados (por la pandemia) son la gente de las comunidades minoritarias», dijo Biden, al recordar que los latinos y los negros contraen la covid-19 a tasas «notablemente mayores» que los blancos.
Harris, por su parte, destacó la necesidad de tener en cuenta las «disparidades raciales» durante su viaje a Denver, donde visitó el restaurante de empanadas de Lorena Cantarovici, una inmigrante argentina que tuvo que despedir a sus empleados cuando comenzó la pandemia.
Cantarovici explicó que ha podido volver a contratar al 80% de su personal gracias a los préstamos incluidos en los paquetes de estímulo aprobados por el Congreso, y la vicepresidenta le respondió que son empresas como la suya las que «potencian» cada comunidad y la economía en general.
El plan de rescate recién firmado por Biden contiene 50,000 millones de dólares para mantener a flote a los pequeños negocios, y el presidente aseguró que está expandiendo el programa de préstamos a este tipo de empresas para que llegue de verdad a todos los que lo necesitan.
«Hay más ayuda en camino, en serio», dijo el presidente.
Se espera que los cheques únicos de 1,400 dólares para el 85% de los contribuyentes del país empiecen a entregarse este miércoles, y Biden confía en que ese hecho no solo revitalice la economía, sino la confianza del país en su gestión y la de los demócratas en el Congreso.
El mandatario ha convertido en una prioridad la promoción de la primera victoria de su mandato, con el objetivo de que ayude a los demócratas a ganar terreno en el Congreso en las elecciones legislativas de 2022.
Sin planes de visitar la frontera
Sin embargo, la crisis migratoria en la frontera con México le está restando atención a la gira de Biden, y el presidente tuvo que aclarar este martes que no tiene planes de visitar pronto la zona limítrofe para supervisar el desafío generado por la llegada masiva de menores y familias indocumentadas en las últimas semanas.
«No por ahora», se limitó a responder Biden a la pregunta de un periodista de si planea visitar próximamente la frontera.
El presidente ha recibido algunas críticas por viajar para «vender» el plan de estímulo, pero no para estudiar la situación en la frontera, a lo que la Casa Blanca ha respondido que Biden está centrado en «desarrollar soluciones» al problema migratorio que no necesariamente pasan por desplazarse allí en persona.
Harris también evitó este martes hablar sobre el tema, al asegurar que tenía que ponerse al día sobre los últimos acontecimientos en la frontera.
Según la cadena CBS News, más de 4,200 niños inmigrantes no acompañados permanecían hasta el domingo en instalaciones de detención de corto plazo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), entre ellas algunas no aptas para albergar menores.
Las medidas de Biden
Ante esa situación, Biden envió a comienzos de este mes a una amplia delegación de sus asesores a visitar la frontera en el estado de Texas y ha tomado varias medidas, como la de movilizar durante 90 días a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) para atender a los menores.
No obstante, la Casa Blanca se ha resistido a describir la situación en la frontera con la palabra «crisis», que sí utiliza en cambio la oposición republicana, aunque sí reconoce la gravedad del problema.
El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, reconoció este martes que el país va camino de recibir este año en la frontera con México a más indocumentados que los que han llegado en las últimas dos décadas.