Las criptomonedas han conquistado a los turcos: no solamente los inversores ven en ellas un valor refugio, también muchos trabajadores con sueldo precarios recurren a ellas para salvaguardar sus ahorros o seducidos por el sueño de un sobresueldo que les despierta este «oro digital»
Según diferentes estimaciones, entre un 7 y 16 % de los turcos invierten e usan criptomonedas, como bitcoin o ethereum, en estos momentos, lo que pone el país eurasiático en la cuarta posición a nivel mundial, según publicaciones especializadas.
El volumen diario de operaciones puede alcanzar los 1,600 millones de dólares, y en las grandes ciudades turcas es cada vez más habitual encontrar cafés y otros establecimientos donde se puede pagar con criptomonedas.
Pero no todo es positivo, el pasado mes de abril, una de las bolsas de intercambio digital más grandes de Turquía, Thodex, que tenía certificación por un organismo regulador estadounidense y movía 700 millones de dólares diarios, cerró sin previo aviso, dejando a sus usuarios sin acceso a los ahorros invertidos.
Más de 400,000 clientes de Thodex se encuentran en una batalla legal para recuperar sus ahorros, que suman 108 millones de dólares, y Turquía ha emitido una alerta roja para detener al propietario en fuga, Faruk Fatih Özer, que ha huido al extranjero.
Días después también cerró Vebitcoin, un mercado digital radicado en la provincia occidental de Mugla, en el que invertían pequeños empresarios de la región.
El Gobierno trabaja ahora en un nuevo marco regulatorio y en mayo anunció que todas las transferencias por valor de más de 10,000 liras (unos 1,000 euros) deberán comunicarse a la agencia estatal de delitos financieros para evitar el lavado de dinero.
Con información de Agencia EFE.