Faltando 17 meses para culminar su gestión como Presidente Constitucional de la República de Panamá, Juan Carlos Varela ha recibido su primera gran derrota política durante su administración, luego de que sus designadas para ocupar la sala civil y la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, fueran abrumadoramente rechazadas por el parlamento panameño, recibiendo 52 votos en contra, sin abstenciones.
Varela y su bancada legislativa inician el año 2018 con una derrota política que podría marcar el rumbo de su gobierno en este año pre-electoral, alejándose la posibilidad de obtener el control de la junta directiva de la Asamblea en julio próximo y acumular más reveses en la ejecución de poder.
Con la fallida designación, los partidos opositores CD y PRD, demostraron que el Presidente Varela no es todo poderoso, y que inicia su debilitamiento de poder rumbo al ocaso de su mandato.
La conclusión de este hecho político es que al Presidente Varela y a sus seguidores les fallo el cálculo político, se entregaron a la oposición con unas designaciones que no contaban con los votos.
La percepción y opinión pública es que la oposición se sintonizó con el clamor popular y cualquier argumento del oficialismo sobre el rechazo de las designaciones queda como una justificación política con poco sustento.
Varela deberá elaborar una estrategia que le permita llegar a las elecciones de 2019 lo menos desgastado posible, por lo que sus próximas designaciones deberán ser producto de acuerdos, porque este resultado adverso puede convertirse en una cadena de fracasos que podría llevar al candidato del gobierno a repetir la suerte de José Miguel Alemán en el 2004, un triste tercer lugar en los comicios generales.