El primer ministro israelí, Naftali Benet, viajó hoy a Moscú y se ha reunido con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en un intento de mediar por el fin del conflicto armado desatado tras la invasión rusa de Ucrania.
«El primer ministro despegó hacia Moscú temprano esta mañana, después de hablar con el presidente Putin el pasado miércoles», confirmó en un escueto comunicado Oficina de Prensa del Gobierno.
Benet mantuvo el miércoles largas conversaciones telefónicas tanto con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, como después con Putin, en las que se ofreció una vez más a mediar para poner fin a la guerra en virtud de la buena relación directa que Israel mantiene con ambos países.
El propio Zelensky solicitó el pasado fin de semana a Benet en otra llamada de teléfono que confiaba en el papel mediador de Israel e incluso planteó una cumbre en Jerusalén, aunque al parecer Putin habría rechazado esa opción al decantarse por las conversaciones en Bielorrusia.
El primer ministro israelí, judío ortodoxo, tomó la inusual decisión de viajar en pleno shabbat, la fiesta judía semanal en la que la actividad política se paraliza en Israel.
Junto con Benet, viajó el ministro de Construcción y Vivienda, Zeev Elkin, nacido en Ucrania y ruso-parlante, quien ejerció de traductor en la reunión que duró unas dos horas y media, según medios hebreos.
También acompañaron al primer ministro, su asesor de Seguridad Nacional, Eyal Hulata; su asesor diplomático, Shimrit Meir; y su portavoz, Matan Sidi.
El comunicado oficial del gobierno no menciona ni a Ucrania, ni la invasión rusa, en línea con el tono comedido y el perfil bajo que Israel ha mantenido sobre el conflicto, para no dañar su estratégica relación con Rusia, aunque mantiene su alianza con las potencias occidentales y EEUU y ha defendido la «integridad territorial y soberanía de Ucrania».
Israel mantiene una coordinación estrecha con Rusia desde el comienzo de las hostilidades en Siria para bombardear posiciones de fuerzas proiraníes que se han mantenido en estos días desde el inicio de la guerra en Ucrania, algo que para el Estado judío es prioritario en su agenda exterior.
Benet insistió en que la posición de Israel es «mesurada y responsable», ya que es uno de los pocos países del mundo que mantiene una buena relación y comunicación directa tanto con Rusia, como con Ucrania.
Además en Israel viven unos 1.2 millones de judíos provenientes de la antigua URSS, la mayoría de Rusia y Ucrania; países donde también residen importantes comunidades judías a las que el gobierno israelí no quería perjudicar posicionándose de forma clara ante la invasión.