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Ucranianos en Panamá piden que el país se sume a sanciones internacionales contra Rusia

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EFE/ Carlos Lemos

Varias decenas de ucranianos se manifestaron este miércoles (02.03.2022) en la Ciudad de Panamá para repudiar la invasión rusa y pidieron al Estado panameño que se sume a las sanciones internacionales contra Rusia, como cerrar el paso a sus buques comerciales o de guerra y a sus capitales.

Portando banderas de Ucrania y pancartas que decían «Putin quita tus manos de UCRANIA» o «Go home Putin», los ucranianos se congregaron en el parque Urracá, donde también agradecieron a Panamá por condenar la acción militar rusa y respaldar la soberanía de Ucrania.

La ucraniana Iryna Zhuravlova, aseguró que tiene un hijo luchando en el frente por su país, afirmó que solicitan al Gobierno de Laurentino Cortizo que se sume «a las sanciones internacionales contra capitales o barcos rusos».

En un manifiesto entregado a la prensa, los ucranianos en Panamá pidieron al «pueblo panameño» y al presidente Cortizo «que considere la posibilidad de cerrar el paso a buques comerciales y militares rusos por el Canal de Panamá, hasta que pare la guerra y regresen todas las tropas invasoras a su país».

La intención no es poner a Panamá «en una situación desfavorable para su economía o el libre tránsito», sino que se repliquen las acciones tomadas por Turquía, al suspender el pase de buques rusos por el estrecho de Dardanelos y Bósforo, indicaron los manifestantes en su escrito.

Por su parte, Lilia Cherniak, una ucraniana que participó protesta, exigió «no a la guerra» y recalcó la estabilidad democrática vigente desde 1991, cuando Ucrania se independizó.

La neutralidad del Canal de Panamá 

El Canal de Panamá mantiene un tratado de neutralidad desde 1977, que permite «tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, que éste permanezca seguro y abierto para el tránsito pacífico de las naves de todas las naciones en términos de entera igualdad».

Panamá condenó ante la ONU «el uso de la fuerza y la violación de la soberanía de y la integridad territorial de Ucrania por parte de la Federación Rusa», y abogó por el diálogo y la negociacióm para la solución duradera de los conflictos.

Rusia lanzó el pasado 24 de febrero una operación militar contra Ucrania y este miércoles el Ejército ruso avanzaba con intensos ataques en el sur del país, donde tomó el control de Jersón, y donde prácticamente bloquea ya Mariúpol, así como en el este, donde asegura haberse apoderado en buena medida de la costa del mar de Azov.

Todo ello un día antes de nuevas negociaciones con Kiev.

La invasión de Ucrania ha tenido sin embargo su coste para Rusia, no solo por las sanciones occidentales sin precedentes, sino también por las bajas que sufre en sus filas.

EE.UU. anuncia sanciones a entidades militares rusas y a Bielorrusia

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EFE/EPA/Sergey Dolzhenko

Estados Unidos anunció este miércoles sanciones a 22 entidades relacionadas con el sector de Defensa ruso y restricciones a las exportaciones de tecnología que Rusia pueda utilizar para refinar petróleo.

Además, el Departamento de Comercio estadounidense extendió a Bielorrusia los controles de exportaciones que ha impuesto para Rusia, con fin de «degradar significativamente» la capacidad de Minsk de respaldar la invasión rusa de Ucrania.

La Casa Blanca informó en un comunicado de esas sanciones y confirmó la decisión ya revelada este martes por el presidente Joe Biden de cerrar el espacio aéreo estadounidense a cualquier avión «certificado, operado, registrado o controlado por personas relacionadas con Rusia».

Las 22 entidades rusas sancionadas este miércoles están relacionadas con el sector de Defensa ruso y entre ellas hay compañías que fabrican aviones y vehículos de combate, sistemas electrónicos, misiles y drones para los militares de Rusia, según la Casa Blanca.

Para debilitar el estatus de Rusia como proveedor de energía a nivel global sin afectar demasiado a los mercados globales, el Departamento de Comercio también ha decidido restringir las exportaciones de tecnología que puedan favorecer «la capacidad rusa de refinar (petróleo) a largo plazo».

Y ese mismo departamento «extenderá a Bielorrusia las rígidas políticas de control de exportaciones» que ha impuesto a Rusia, para «evitar el desvío de productos, tecnologías y software» a través de ese país aliado de Moscú, indicó la Casa Blanca.

«Esto limitará profundamente la capacidad de Rusia y Bielorrusia de obtener los materiales que necesitan para respaldar su agresión militar contra Ucrania», agregó.

La medida impide desde este miércoles la exportación estadounidense de cualquier material que pueda «apoyar las industrias de defensa, marítima y aeroespacial» de Bielorrusia, precisó el Departamento de Comercio.

Finalmente, ese departamento anunció que añadirá a su lista de sanciones a más empresas y entidades que puedan haber apoyado de alguna forma a los servicios militares y de seguridad de Rusia y Bielorrusia.

Por otra parte, Biden no descartó este miércoles vetar las importaciones estadounidenses de petróleo ruso, y acusó a Rusia de atacar deliberadamente las zonas donde residen civiles en Ucrania.

Apenas el 7 % de las importaciones estadounidenses de crudo y productos refinados de petróleo procedieron de Rusia en 2020, según datos de la Administración de Información sobre Energía (EIA, en inglés).

Amazon cerrará decenas de tiendas físicas, incluidas todas sus librerías

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EFE/Friedemann Vogel

Amazon anunció hoy que ha decidido cerrar decenas de tiendas físicas, incluidas todas sus librerías y los establecimientos que había creado para vender en persona productos muy populares en su plataforma de comercio electrónico.

Los cierres afectarán a 68 tiendas que la empresa tiene en Estados Unidos y el Reino Unido y sus empleados serán recolocados en otros puestos o compensados si deciden no continuar con la compañía, según fuentes de la compañía.

En los últimos años, Amazon había apostado por abrir toda una serie de tiendas físicas con distintos conceptos, desde supermercados a espacios especializados en productos de electrónica con su marca.

La decisión conocida hoy pone fin a algunos de los experimentos en este campo más sonados por parte de la empresa, en especial el cierre de sus librerías Amazon Books.

Amazon, que basó gran parte del inicio de su negocio en la venta online de libros y que abocó al cierre a muchos establecimientos, abrió su primera librería física en 2015 en Seattle y en los años siguientes extendió ese modelo a muchas otras ciudades de Estados Unidos.

Además se cerrarán los establecimientos 4-star (que vendían productos muy populares en su web) y las llamadas tiendas Pop Up.

La empresa explicó que sigue comprometida a continuar con conceptos de comercio minorista y abriendo nuevos espacios, como las recientemente inauguradas tiendas de ropa Amazon Style.

También continuará ofreciendo su tecnología Just Walk Out, que permite comprar en tiendas sin cajas gracias a una aplicación para el teléfono y tecnología que sigue el paso del cliente por el establecimiento y registra los productos que se lleva para cobrarle de forma electrónica.

El gigante del comercio electrónico, además, sigue teniendo un importante negocio de supermercados con Amazon Fresh y como propietario de la cadena Whole Foods

«Hemos decidido cerrar nuestras tiendas Amazon 4-star, Books y Pop Up y centrarnos más en Amazon Fresh, Whole Foods Market, Amazon Go y Amazon Style y nuestra tecnología Just Walk Out. Seguimos comprometidos a crear buenas y duraderas experiencias y tecnologías de comercio físico», dijo una portavoz.

EE.UU. amplía su cerco financiero a Rusia y documenta sus ataques a civiles

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EFE/EPA/Jim Lo Scalzo

Estados Unidos amplió este miércoles (02.03.2022) su campaña para privar al presidente ruso, Vladímir Putin, de recursos para financiar su guerra en Ucrania, y aseguró que está «documentando» lo que considera ataques deliberados a civiles en ese país.

Al anunciar nuevas sanciones contra Rusia y Bielorrusia, el Gobierno estadounidense advirtió que Moscú se está preparando «para aumentar la brutalidad» de su campaña contra Ucrania, y condenó sus tácticas en una guerra en la que ya han muerto más de 2,000 civiles ucranianos, según Kiev.

El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que es «temprano para decir» si Rusia está cometiendo crímenes de guerra, pero acusó a Moscú de atacar deliberadamente zonas de Ucrania donde hay mucha población civil.

«Está claro que lo están haciendo», dijo Biden al ser preguntado al respecto antes de abandonar la Casa Blanca rumbo a Wisconsin.

Ataques «deliberados»

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, opinó después que Rusia está lanzando ataques «indiscriminados» y posiblemente «deliberados» contra la población civil ucraniana.

«Estamos tomando nota de lo que está pasando con los civiles en Ucrania. Lo estamos documentando para asegurarnos, entre otras cosas, de que se rinden cuentas por ello», afirmó Blinken durante una rueda de prensa.

El titular de Exteriores, que inicia este jueves una gira por Europa, tachó de «vergonzoso» que los ataques rusos hayan afectado a «escuelas, hospitales y viviendas» de Ucrania, y subrayó que han destruido infraestructuras cruciales para el suministro de agua y gas a los civiles.

«En los próximos días, el número de civiles asesinados y heridos, y las consecuencias humanitarias, no dejarán de crecer», alertó Blinken.

Rusia está llevando a Ucrania «municiones de racimo y bombas de vacío» o termobáricas, prohibidas por convenciones internacionales, aseguró unas horas antes en un discurso la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.

Las palabras de la embajadora, que citó un video que mostraba ese presunto movimiento, llegan después de que varias organizaciones de derechos humanos acusaran a Rusia de usar bombas de racimo en Ucrania, un extremo que EE.UU. no ha confirmado.

Más sanciones a Rusia y Bielorrusia

Mientras, EE.UU. continuó su campaña de presión contra Putin, que ya incluye sanciones al 80 % de los activos de los bancos rusos, según el Departamento del Tesoro.

Las restricciones impuestas este miércoles tiene como objetivo 22 entidades relacionadas con el sector de Defensa ruso, entre ellas compañías que fabrican aviones y vehículos de combate, sistemas electrónicos, misiles y drones para los militares de Rusia, dijo la Casa Blanca.

Además, el Departamento de Comercio ordenó restringir aquellas exportaciones de tecnología que puedan favorecer «la capacidad rusa de refinar (petróleo) a largo plazo».

Se trata de un paso más en la complicada misión de Estados Unidos, que se ha propuesto debilitar el estatus de Rusia como gran exportador de gas y petróleo, pero sin afectar demasiado a los mercados globales.

Biden no descartó este miércoles vetar las importaciones estadounidenses de petróleo ruso, que suponen apenas el 7 % del total de crudo y productos derivados que compra anualmente Estados Unidos, de acuerdo a datos oficiales.

«Nada está fuera de la mesa», afirmó el presidente al ser preguntado al respecto.

Las ventas de gas y petróleo constituyen los principales ingresos exteriores de Rusia, y su principal mercado es la Unión Europea (UE), que hasta ahora se ha mostrado reticente a cortar sus importaciones de esos combustibles fósiles de Moscú.

Por otra parte, el Gobierno de Biden intentó apretar este miércoles su yugo financiero a Bielorrusia, aliado de Rusia, con el fin de evitar que Putin pueda apoyarse en su socio para abastecerse y costear su invasión de Ucrania.

El Departamento de Comercio estadounidense extendió a Bielorrusia las rígidas políticas de control de exportaciones que ha impuesto a Rusia, para «evitar el desvío de productos, tecnologías y software» a través de ese país.

La medida impide desde este miércoles la exportación estadounidense de cualquier material que pueda «apoyar las industrias de defensa, marítima y aeroespacial» de Bielorrusia, precisó el Departamento de Comercio.

Finalmente, ese departamento anunció que añadirá a su lista de sanciones a más empresas y entidades que puedan haber apoyado de alguna forma a los servicios militares y de seguridad de Rusia y Bielorrusia.

El cerco a los oligarcas

Mientras, el Departamento de Justicia informó de la creación de un grupo de trabajo llamado «KleptoCapture», dedicado a investigar y procesar a los funcionarios y oligarcas rusos que violen las sanciones de EE.UU., tal y como adelantó Biden en su discurso sobre el estado de la Unión.

Ese grupo está compuesto por expertos en sanciones, lavado de dinero, fiscalidad y lucha contra la corrupción, y puede resultar en el decomiso de yates, aviones privados o apartamentos de lujo que sean propiedad del entorno del Kremlin.

Según el diario The Washington Post, el Gobierno de Biden se prepara además para ampliar su lista de oligarcas rusos sancionados para que se solape más con la anunciada el lunes por la UE.

En esa lista podría aparecer el oligarca ruso del sector del metal Alisher Usmanov, con una fortuna estimada de más de 14.000 millones de dólares y que ya está sujeto a sanciones de Bruselas.

El enfrentamiento de Rusia y Ucrania a través de la cultura

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La invasión de Ucrania por parte de Rusia es el último capítulo de un profundo enfrentamiento político y geográfico que ha sido ampliamente reflejado en el cine y la literatura pero que ha trascendido las relaciones internacionales para afectar a muchas cuestiones culturales.

Mientras un cineasta tan reconocido como Sergei Loznitsa (bielorruso de nacimiento pero ucraniano de adopción) ha dedicado gran parte de su trabajo como documentalista a hablar del enfrentamiento entre Ucrania y Rusia, las diferencias han traspasado la frontera de lo ideológico y han llegado a la música y hasta a una sopa.

Loznitsa, el gran narrador ucraniano del siglo XXI

Uno de los documentalistas más sólidos del panorama actual es Loznitsa, cuya obra más importante es un largometraje de ficción, «Donbass» (2018), en el que retrata los absurdos de la guerra y que se compone de trece capítulos que narran el enfrentamiento desde 2014 entre el Ejército ucraniano y las milicias separatistas prorrusas de esa región homónima.

En «Maidan» (2014), Loznitsa se valió de las imágenes, sin narración, para filmar las protestas que se iniciaron en noviembre de 2013 en Kiev contra el entonces presidente, Viktor Yanukovich, y que derivarían en sangrientas batallas entre los manifestantes y la Policía.

El cineasta plantó su cámara, en plano fijo, para dejar que la realidad se convirtiera en imágenes, en un intento de mostrar la frágil situación de su país.

«Los políticos rusos actuales tienen los mismos planes expansionistas, me parece curioso que en Europa nadie se haya dado cuenta de la amenaza, Europa está ignorando que la amenaza es real», dijo Loznitsa en una entrevista con EFE en una reciente visita a Madrid.

La literatura, el principal instrumento de narración

El conflicto ha tenido también su reflejo en la literatura, según explica a Efe el escritor nacido en Ucrania y residente en España Dimas Prychyslyy, ganador del Premio 25 Primaveras de Novela, que destaca como uno de los autores más relevantes que ha abordado este tema al poeta, novelista, ensayista y traductor ucraniano Serhij Zhadán.

Es en su libro «The Orphanage» (2017), donde Zhadán cuenta una historia devastadora de la lucha de los civiles atrapados en el conflicto en el este de Ucrania, una cruda novela en la que relata la historia de un profesor de lengua ucraniana que, cuando soldados hostiles invaden una ciudad vecina, parte hacia el orfanato donde vive su sobrino Sasha, ahora en territorio ocupado, para traer el niño a casa.

También, desde un punto de vista más histórico, el autor súperventas Vasyl Shklyar aborda el tema en «El cuervo negro», donde habla de la insurrección de 1920 contra el ejercido durante la Guerra de independencia de Ucrania, una novela en la que se basó la película del mismo nombre dirigida en 2019 por Taras Tkachenko.

«Cuadernos Ucranianos», un cómic italiano imprescindible

El italiano Igort ahonda en «Cuadernos ucranianos» (Sin Sentido, 2011) en las biografías de los supervivientes del «holodomor», cuya traducción aproximada sería «matar de hambre», un sustantivo que ha pasado a la historia como «el genocidio ucraniano».

Entre 1932 y 1933, la URSS provocó una hambruna criminal en la República de Ucrania. Los campesinos habían rechazado la colectivización impulsada desde Moscú, que en represalia confiscó las reservas alimenticias de millones de ucranianos. La situación derivó en la muerte de un cuarto de la población del país.Un holocausto que, según dijo a Efe el artista italiano, «sigue siendo un tema tabú».

Y de la mano de Igort, y tras visitar varios años Ucrania, Rusia y Siberia, está «Cuadernos ucranianos y rusos», una obra (Salamandra, 2914) donde recogió lo ya publicado en el anterior cómic y le sumó el asesinato de la periodista y activista rusa Anna Politkóvskaya en 2006.

Eurovisión, una competición no solo musical

La rivalidad entre los dos países ha salido a relucir a menudo en el escaparate de Eurovisión. Este mismo año, la ucraniana Alina Pash se alzó con la victoria en la preselección de su país, pero tras su victoria fue acusada de haber viajado a Crimea sin el permiso correspondiente. Aunque ella lo negó, la presión hizo que terminara cediendo y que no representara al país en Turín.

No era la primera vez que algo similar sucedía. En 2019 la TV pública ucraniana declinó participar en el festival después de que la ganadora de la preselección de ese año y una de las favoritas de los «eurofans» para la victoria en Eurovisión, Maruv, se negara a cancelar sus conciertos en suelo ruso.

Ucrania había conocido la victoria en el concurso hacía muy poco, en 2016. Aunque están prohibidas las canciones con mensaje político, se permitió que Jamala compitiera con su tema «1944» por narrar un hecho histórico, la deportación de miles de tártaros de Crimea, algo que violentó a Rusia, más aún tras su victoria.

Precisamente la edición del año siguiente tuvo lugar en un punto neurálgico de este combate, el puerto de Odesa, y Ucrania, como país anfitrión, bloqueó la participación de la representante rusa, Yulia Samoylova, al prohibirle la entrada por haber entrado en Crimea dos años antes «de manera ilegal» para participar en un concierto.

Y la pelea llega hasta la sopa

Hasta la gastronomía refleja la tensión permanente entre ambos países, escenificada principalmente por la sopa ‘borsch’, cuya autoría y representatividad se disputan los dos. De hecho, Ucrania pidió en 2021 a la Unesco su reconocimiento como patrimonio cultural inmaterial para poner punto y final al debate sobre la nacionalidad de esta elaboración a base de remolacha, repollo, patatas, tomate, carne y smetana (crema agria).

El dossier de la candidatura, de 700 páginas y cuyo dictamen se espera el año próximo, señala que ya en 1548 hay constancia de un mercado de borsch cerca de Kiev, y que han sido los emigrantes ucranianos los que la han dado a conocer en el mundo; desde Rusia, contraria a este reconocimiento, se alega que cuando se creó no existían ni Rusia ni Ucrania, sino el reino eslavo de la Rus de Kiev.

De origen campesino, el ‘borsch’ llegó hasta la corte imperial rusa, siendo uno de los platos favoritos de los zares Alejandro II y Catalina II, y hasta el espacio, entubada como parte de la dieta de los tripulantes rusos de la Estación Espacial Internacional.

La Gaceta