Acompañado de su esposa y con una expresión solemne, el presidente de la República, Laurentino ‘Nito’ Cortizo, descendió las escaleras del Palacio de las Garzas por última vez. Su rostro, parcialmente cubierto por su habitual mascarilla negra, reflejaba el cansancio, la edad y las huellas de su lucha contra una mielodisplasia de riesgo intermedio, tras cinco años de gestión.
Con paso lento pero decidido, el presidente de 71 años salió de la casa presidencial rodeado de los vítores y aplausos de su gabinete. Ministros, autoridades, simpatizantes y familiares lo ovacionaron al grito de «¡Viva Nito!», mientras avanzaba por el lobby del histórico edificio.
En la salida, lo esperaba su vicepresidente, José Gabriel Carrizo, quien con su característica sonrisa agradecía a los medios de comunicación presentes. Frente a la entrada, Cortizo se detuvo firmemente y entonó las notas del Himno Nacional, acompañado por la banda republicana.
Tras la interpretación del himno, Cortizo se dirigió a su vehículo y abandonó el emblemático lugar sin ofrecer declaraciones a la ciudadanía que seguía el evento a través de los medios de comunicación.
Quedan atrás las anécdotas, las 845 giras comunitarias, las obras realizadas y las que quedaron pendientes. Sin embargo, lo que más marcó su mandato fue la pandemia de Covid-19, un evento que él mismo denominó “La tormenta de Tormentas”. Este hito recalibró la dirección de su gobierno, un tema que destacó al revelar su pintura presidencial, donde aparece con el cubrebocas como símbolo de esos tiempos convulsos.
En su hogar, lo esperan sus cuatro nietos y el taburete que le regaló un campesino durante su campaña, un símbolo de su enfoque en las comunidades menos favorecidas.
Antes de su salida, se llevó a cabo el último Consejo de Gabinete, convocado con el propósito de agradecer a su equipo de trabajo, incluyendo ministros, viceministros, directores, subdirectores y gobernadores, por su esfuerzo durante estos cinco años de administración (2019-2024).
Cortizo recordó que durante los 60 meses y 260 semanas de su mandato, su equipo enfrentó grandes retos y adversidades, incluida una pandemia, dos huracanes, la implementación de una estrategia de vacunación, las consecuencias de una guerra, una sequía y el desafío de la mina. Estas experiencias, dijo, no se pueden olvidar y definieron el rumbo de su gestión.