Los expertos valoran el Petro como un experimento pionero dentro de las monedas virtuales, que están bastante extendidas en países como Argentina o la propia Venezuela.
«Maduro pasará sin duda a la historia como el primer gobernante que apostó por crear una criptomoneda», asegura Antonio Luis García, experto español en Bitcoin. «El problema -continúa- es que también pasará a la historia por ser el primero en hacerlo tan mal y de forma tan contraria al espíritu de este tipo de monedas virtuales, con una ICO (‘Innitial Coin Offering’) confusa, intervencionista, nada transparente y que, técnicamente, ha arrancado mal desde el primer día consiguiendo que los que tenían interés en invertir en ella lo perdieran».
También admite que era una buena idea por parte del gobierno de Nicolás Maduro, independientemente de que se pueda no estar de acuerdo con sus planteamientos ideológicos. «Pero, como lamentablemente era de esperar, en la práctica no han sabido aprovechar su proyección mediática para lanzar una criptomoneda con éxito», dice García, que duda de las cifras aportadas por Venezuela según las cuales habría recaudado más de setecientos millones de dólares. Y, en cualquier caso, las equipara con las obtenidas por el Gram, la criptomoneda lanzada por la empresa Telegram, que ha obtenido la misma cantidad sin necesidad de reservas de petróleo que respalden su valor.
Una práctica cada vez más extendida
En algunas partes de Latinoamérica las criptomonedas están bastante extendidas. No obstante, admite García, «son un mercado altamente especulativo, aunque haya ya miles y miles de comercios y empresas que admiten Bitcoin como medio de pago». Bitcoin es la primera criptomoneda que surgió, la más conocida y la que más capitalización abarca. Pero no es la única, ni mucho menos. De hecho, cada día se lanzan docenas de Nuevas Criptomonedas en forma de ICO, muchas de las cuales no pasan de ser un fraude. Hace pocos meses se lanzó, por ejemplo, Latino Token, un intento (cuyo éxito está todavía por ver) de crear una «plataforma líder para cripto emprendedores latinos e hispanos». La reputada empresa de seguridad informática israelí Sirin Labs también sacó su propia criptomoneda. Y fichó para lanzarla al futbolista argentino Lionel Messi.
Argentina tiene una de las comunidades Bitcoin más activas del mundo. «En Latinoamérica hay unos nueve países con comunidades relacionadas al Bitcoin y las criptomonedas», explica Diego Gutiérrez Zaldívar, presidente de Bitcoin Argentina y pionero de esta tecnología en el país. «De todas ellas Argentina lidera en términos de desarrollo comunitario y start-ups mientras que Brasil y México lo hacen en volumen de transacciones». Cierran la lista países como Chile, Colombia o Panamá, mientras que Uruguay, Paraguay, Costa Rica o Ecuador aún no han logrado consolidar sus comunidades.
«Bitcoin poco a poco se va convirtiendo en un vaso comunicante de la economía regional permitiendo a los negocios locales comerciar con otros emprendimientos y contratar talento latinoamericano», resume Zaldívar. Aunque admite que «el uso fundamental en la región es como medio de reserva de valor para protegerse contra la inflación y la inestabilidad económica y como sistema de remesas internacionales».»El recuerdo del Corralito, que demostró a los argentinos que el dinero en el banco puede llegar a no valer nada, tiene mucho que ver en esto», apostilla García.
Bitcoin en Venezuela
Sin embargo, es la hiperinflación en Venezuela la que ha venido haciendo que la criptomoneda por excelencia tenga cada vez más éxito en el país de Nicolás Maduro: como en el corralito argentino, cada vez menos venezolanos confían en su propia moneda. El bolívar pierde valor cada día que pasa, así que cada vez más gente trata de hacerse con criptomonedas. Como además la cotización de Bitcoin ha subido exponencialmente, comprarlos con bolívares es cada vez más difícil.
Así, han proliferado en Venezuela los enclaves destinados a «minería», es decir, computadoras que añaden bloques de seguridad a la cadena en la que se basa la seguridad de la red a cambio de recibir Bitcoins. No es ilegal, pero como supone un gran gasto energético y el consumo de electricidad está subvencionado en el país, ha sido una práctica muy perseguida por el gobierno. Aunque paradójicamente ahora la apoya. La diferencia en el caso del Petro y, en general, los «activos físicos digitalizados» es que «la confianza está depositada en el custodio de los activos que será responsable por mantener la paridad del activo digital con los activos físicos que lo respaldan», explica Zaldívar. «Por lo cual los riesgos asociados son distintos, pero no por ello deja de ser un fenómeno interesante que abre la puerta a un sinfín de nuevas posibilidades», concluye.
Uno de los mayores expertos en Bitcoin de Latinoamérica es precisamente venezolano. Utiliza el seudónimo Majamalu. Intentamos infructuosamente contactar con él a través de intermediarios en los foros especializados que frecuenta. «Esta gente desde que se ha hecho rica es más inaccesible», se queja uno de nuestros ‘mensajeros’. Sin embargo, sus opiniones se pueden leer en elbitcoin.org y, probablemente, también esconda su identidad debido a ellas. «Satoshi creó Bitcoin justamente para superar las limitaciones inherentes a los metales preciosos, no para replicarlas en el mundo digital» afirmaba en un artículo de noviembre. «Cualquier criptomoneda que pretenda establecerse como ‘oro digital’ imponiendo altos niveles de fricción a las transacciones acabará siendo, en cambio, ‘plomo digital'», sentenciaba entonces. ¿Qué pensará del ‘oro negro digital’?
Luis García Casas (VT)