A pesar de su creciente presencia en redes sociales, la teoría de la tierra plana se derrumba ante las evidencias científicas que ofrecen la mecánica orbital y el funcionamiento de los satélites artificiales.
En los últimos años, la teoría de la tierra plana ha ganado notoriedad, impulsada por teorías conspirativas en redes sociales y plataformas digitales. Sin embargo, los principios fundamentales de la mecánica orbital, una rama esencial de la astrofísica y la ingeniería aeroespacial, ofrecen pruebas irrefutables de que la Tierra es un planeta esférico, no plano.
¿Qué es la mecánica orbital y por qué desmiente la tierra plana?
La mecánica orbital describe cómo los cuerpos celestes, incluidos los satélites artificiales, se mueven en órbitas alrededor de masas mayores como la Tierra, debido a la fuerza de la gravedad. Estos cálculos, respaldados por fórmulas matemáticas precisas, sólo pueden aplicarse a un objeto esférico. En una Tierra plana, estas trayectorias serían imposibles de replicar o sostener.
Satélites en órbita: evidencia visible y cotidiana
Actualmente, más de 10,000 satélites orbitan la Tierra en diferentes niveles: órbita baja terrestre (LEO), órbita media (MEO) y órbita geoestacionaria (GEO). La existencia y funcionamiento de estos satélites desmonta por completo la teoría de una Tierra plana.
Un ejemplo clave es la órbita geoestacionaria, ubicada a más de 35,000 kilómetros sobre el ecuador. Los satélites allí colocados permanecen fijos sobre un mismo punto de la Tierra, sincronizados con su rotación. Esta hazaña tecnológica sólo es posible gracias a la forma esférica del planeta, ya que requiere un centro gravitacional estable.
GPS y telecomunicaciones: tecnología basada en una Tierra redonda
El Sistema de Posicionamiento Global (GPS), vital para la navegación, depende de satélites que orbitan dos veces al día y envían señales que triangulan posiciones en cualquier parte del mundo. Este sistema utiliza cálculos tridimensionales que no tendrían sentido en una superficie plana.
Además, las antenas satelitales deben orientarse con extrema precisión hacia puntos específicos del cielo. Si la Tierra fuera plana, estos procedimientos técnicos serían innecesarios o radicalmente distintos.
Las trayectorias visibles de los satélites: otro golpe al terraplanismo
Los defensores de la tierra plana argumentan que los satélites podrían ser globos aerostáticos. Sin embargo, la observación directa, como ocurre con los satélites de la constelación Starlink de SpaceX, muestra desplazamientos predecibles, perfectamente explicados por las leyes de Kepler y la gravedad de Newton.
La práctica científica no miente
Ingenieros aeroespaciales deben considerar la curvatura terrestre al lanzar satélites. Ignorar esta variable haría imposible cualquier cálculo de órbita. Cada lanzamiento, cada maniobra de corrección, cada enlace satelital, se basa en el entendimiento de que la Tierra es una esfera.
Las pruebas son abrumadoras: la mecánica orbital, la operación de los satélites, la existencia del GPS y las telecomunicaciones globales, todas dependen de que la Tierra sea esférica. Lejos de ser una conspiración, la forma esférica del planeta es una realidad científica comprobable, sostenida por décadas de observación, ingeniería y tecnología aplicada.