A medida que Panamá se acerca a las elecciones generales de 2024, el panorama político del país está tomando forma y presentando al público una serie de alianzas y coaliciones electorales. Una de las más destacadas es la posibilidad de una alianza entre el partido político MOCA, liderado por Ricardo Lombana, y la denominada Coalición VAMOS, encabezado por los diputados independientes Juan Diego Vásquez y Gabriel Silva. A primera vista, esta alianza podría parecer una combinación natural, dadas las similitudes en sus enfoques y su aparente compromiso compartido en la lucha contra la corrupción. Sin embargo, existen desafíos significativos que podrían obstaculizar la formación de un bloque independiente más sólido.
La Alianza Natural
El movimiento MOCA, liderado por Ricardo Lombana, ha sido un defensor destacado de la rendición de cuentas y la transparencia en el gobierno. El discurso de Lombana se ha destacado por su lucha contra la corrupción y su compromiso con políticas que buscan el beneficio de la ciudadanía por encima de intereses particulares. Por otro lado, VAMOS, ha mantenido una posición similar, promoviendo la independencia política y una mayor transparencia en la toma de decisiones.
Dada esta convergencia en objetivos y principios, podría parecer lógico que estos dos movimientos políticos se unieran para formar una coalición sólida y presentar una alternativa independiente en las elecciones de 2024. Tal alianza podría generar un fuerte atractivo entre los votantes desencantados con los partidos tradicionales y sedientos de una política más ética y centrada en el bienestar de la nación.
Los Obstáculos en el Camino
Sin embargo, la política, como a menudo se nos recuerda, es el arte de lo posible, y en la formación de alianzas políticas, los egos y las diferencias de criterio pueden ser grandes obstáculos. A pesar de sus similitudes ideológicas, los líderes de MOCA y VAMOS pueden encontrar desafíos en la consolidación de una alianza efectiva.
Los egos pueden ser un problema persistente en la política, y cuando se trata de líderes fuertes y carismáticos, como Ricardo Lombana y los diputados Vásquez y Silva, las tensiones pueden surgir fácilmente. La rivalidad por el liderazgo y el control puede amenazar la cohesión de una coalición y debilitar su capacidad para presentar una oferta unificada a los votantes.
Además, aunque ambos movimientos pueden compartir una visión general de luchar contra la corrupción, es importante recordar que las políticas y estrategias específicas pueden variar. La falta de consenso en áreas clave podría hacer que la alianza sea menos efectiva y presentar una imagen confusa a los votantes.
Para que la coalición MOCA-VAMOS se de, será fundamental que los líderes de ambos movimientos superen los egos y resuelvan las diferencias estratégicas de manera constructiva. La no conformación o consolidación de este bloque independiente dejará dudas en el verdadero compromiso de adecentar la política.
Ya MOCA abrió el compas para que VAMOS postule mediante su bandera, pero por alguna razón que se desconoce a la luz pública esta alianza no se ha consumado. Tal parece que la posibilidad de ver el bloque MOCA-VAMOS se disipa.
La realidad es que, un importante sector del electorado están observando de cerca y esperan que la alternativa a la política tradicional sea una oferta electoral más unificada.