Kosovo celebra este sábado (17.02.2018) el décimo aniversario de su proclamación unilateral de independencia de Serbia, con numerosos desafíos políticos pendientes y la esperanza de lograr pronto que la ONU lo reconozca como Estado.
El Gobierno y el parlamento kosovares realizaron sesiones solemnes y un desfile de la policía y las fuerzas de seguridad, pues aún no se le permite tener un Ejército.
Un espectáculo de paracaidistas cayó sobre la capital Pristina y más tarde, la artista de pop británica Rita Ora ofrecerá un concierto gratuito. Ora nació en Pristina en 1990, cuando el país estaba a punto de vivir su violenta desintegración.
Además, se plantarán 115 árboles simbolizando el número de países que reconocen la independencia de Kosovo. Rusia, aliado de Serbia, y China, no están entre ellos, lo que le impide ser reconocido por la ONU como Estado.
Kosovo se separó de Serbia nueve años después de que la mayoría de albaneses se levantara contra un gobierno que consideraban opresor, que respondió con dureza y con una campaña de terror indiscriminado contra la población.
Ello llevó a la OTAN a intervenir contra Belgrado en marzo de 1999, en una operación que terminó con la expulsión de las fuerzas serbias tres meses después.
Pese a la pérdida de control sobre el territorio de Kosovo, Belgrado continúa reclamando su soberanía y los líderes serbios prometieron que nunca reconocerían la independencia kosovar.
Pero Serbia sí accedió a comenzar un proceso de normalización de relaciones, mediado por la Unión Europea, para restaurar el funcionamiento de la vida cotidiana y reducir las tensiones. Las conversaciones terminaron en varios acuerdos, sin que gran parte de lo acordado se haya llevado a la práctica.
Al margen de los desafíos diplomáticos, Kosovo sigue enfrentando problemas como una rampante corrupción -la organización Transparencia Internacional lo sitúa como el tercero peor en Europa- y tensiones con las comunidades serbias, particularmente en su mayor enclave en el norte. (Dpa)