Panamá ha dado pasos importantes en la creación de un ecosistema de innovación, siendo la Ciudad del Saber uno de los mayores referentes en el ámbito local. Este esfuerzo inicial ha sentado las bases para un país más competitivo y con visión hacia el futuro. Sin embargo, el verdadero potencial de Panamá aún no ha sido plenamente explorado.
Un estudio desarrollado por la Universidad de Texas durante la pasada administración, en un diagnóstico del ecosistema de emprendimiento de Panamá, concluyó que, aunque el país tiene un potencial significativo para convertirse en un “hub de innovación y emprendimiento” en la región, enfrenta varios desafíos que deben ser abordados. Entre estos, destacan la colaboración de diferentes actores, el fortalecimiento de capacidades, el monitoreo, el aprovechamiento de activos del país y una visión a largo plazo.
Es momento de evolucionar hacia un modelo que integre las recomendaciones existentes, pero que además tenga un efecto nacional, donde la inversión en el ecosistema de emprendimiento e innovación no esté localizada únicamente en la Ciudad de Panamá, sino que sea un motor presente en todo el territorio nacional.
Construyendo sobre los cimientos existentes
Como mencioné la Ciudad del Saber es la referencia local al hablar de innovación, y se destaca por haber integrado la colaboración entre academia, empresa y gobierno. Igualmente, la creación de más zonas francas o especiales, como Panamá Digital Gateway y la futura Zona Franca de la Innovación, serán clave para convertir a Panamá en un verdadero “Hub de Hubs” de emprendimiento e innovación.
Si bien los sectores de mayor oportunidad están bien identificados – cadenas de suministro, tecnologías logísticas y conectividad –, la estrategia de expansión no puede dejar de lado la integración de los distintos polos de desarrollo del país. Entre los objetivos debe estar expandir el ecosistema de emprendimiento e innovación para que cada región pueda contribuir y beneficiarse de un ecosistema robusto y descentralizado.
Un ecosistema de innovación nacional
Para construir un ecosistema verdaderamente nacional, Panamá debe aprovechar su diversidad y diseñar un modelo basado en sus características únicas. Esto implica crear polos tecnológicos y parques de innovación en diferentes regiones del país, diseñados para responder a las necesidades y oportunidades de cada zona.
Podríamos visualizar a Chiriquí y Veraguas como Centros de agrotecnología que potencien la producción agrícola con soluciones sostenibles; a Colón y las áreas costeras como Hubs de logística e innovación marítima, aprovechando la posición estratégica del país; a las provincias centrales como como zonas ideales para parques industriales enfocados en energías renovables o desarrollo de servicios verticales de base tecnológica.
Aunque todas estas ideas son prometedoras, implican importantes retos de inversión, que deben ir de la mano con el desarrollo del talento humano. Es por ello que, aunque el gobierno no debe ser el único inversor, debe ser el principal facilitador, impulsando políticas públicas que promuevan un ecosistema de innovación y emprendimiento que genere riqueza.
Para convertirnos en un “Hub de Hubs” hace falta alinear a muchos actores y ejecutar un plan más agresivo para alcanzar este objetivo, siendo la descentralización de las capacidades de innovación un elemento crucial.
Hacia una política pública integral para la innovación
Para que Panamá alcance su verdadero potencial como hub de innovación, no basta con iniciativas aisladas. Se requiere una política pública integral que fomente la creación y el fortalecimiento de polos, parques e incubadoras de empresas de base tecnológica a nivel nacional.
La creación de polos, parques e incubadoras tecnológicas en distintas regiones de Panamá sería un paso estratégico para impulsar el desarrollo económico y diversificar el tejido empresarial del país. Los polos tecnológicos son áreas geográficas especializadas en sectores específicos, como la agroindustria o la logística, que concentran empresas, centros de investigación y universidades. Por su parte, los parques tecnológicos son espacios diseñados para fomentar la innovación y la colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación. Al establecer estos espacios en diferentes regiones, se aprovecha el potencial de cada zona, se fortalece la identidad local y se atrae inversión extranjera, generando nuevas oportunidades de negocio y empleo. Las incubadoras, por su parte, ofrecen el apoyo necesario a las Startups en sus primeras etapas, brindándoles mentoría, capacitación y acceso a redes de contactos.
Además, esta política debe abordar varios aspectos, algunos ya bastante conocidos como los incentivos, la simplificación regulatoria, formación del talento humano y la colaboración multi-stakeholder, yo agregaría la creación de los Sandbox, que permite flexibilizar la regulación para que las empresas de servicios disruptivos puedan testearse de manera controlada.
Por último, es necesario la promoción de la cultura emprendedora que podría incluir establecer programas educativos que fomenten el espíritu emprendedor desde la educación media; la incorporación de reales incubadores universitarias o programas para la facilitación de la construcción de productos mínimo-viables.
Solo a través de una política pública integral y coordinada, que impulse la creación de una red nacional de polos, parques e incubadoras, Panamá podrá construir un ecosistema de innovación robusto, descentralizado y sostenible.