Varios analistas políticos locales a menudo hacen criticas sobre actuaciones y desempeño de los partidos políticos, sin dejar de reconocer que son necesarios para permitir que los ciudadanos tengan una forma para expresar sus convicciones políticas tal como se requiere para un efectivo accionar político en democracia.
Hace unos años, asistí a un foro regional en San José organizado por el BID donde se convocaron representaciones de todos los partidos políticos de América Latina y el Caribe para examinar temas relacionados con la importancia de la política y de los partidos políticos como agentes para el fortalecimiento del funcionamiento democrático e institucional dedicados a potenciar el desarrollo de los países.
Se examinaron aspectos relacionados con el desempeño de los partidos políticos, desde las prácticas relativas a la selección de candidatos para diferentes cargos públicos, especialmente el de presidente, hasta los mecanismos para regular el financiamiento de las campañas electorales. Afloraron discursos referentes a los diversos vicios que se consideran afectan el buen funcionamiento de los partidos, la ética y transparencia de sus procesos internos y las conspiraciones que se dan a menudo entre las diferentes facciones internas.
La percepción generalizada en ese momento fue que los partidos políticos habían fracasado en sus funciones. Responsablemente, se entonó un mea culpa público por parte de los representes de los partidos presentes en el foro, en aceptación a las recriminaciones antes mencionadas. En conclusión, la percepción general fue que los partidos tradicionales en toda la región estaban en crisis.
Además, el foro concluyó que los partidos tradicionales, a pesar de mantener vigencias prolongadas, no habían sido capaces de cambiar la negativa percepción de ser fracasados. No han podido cumplir con la misión de contribuir al desarrollo económico y social de la sociedad de forma efectiva. Se sugiere ahora que esto sólo se lograría si los partidos políticos son reformados, en una especie de transformación estructural que permita tener en sus nóminas a los mejores elementos humanos disponibles. Se asume que bajo nuevos esquemas los partidos podrían generar respuestas sobre cómo, con qué y con quienes cumplirían su misión.
No es sólo necesario replantear las estructuras de los partidos, sino que es imperativo borrar la deprimida imagen actual de los políticos, los que son mal vistos por la sociedad que los asume corruptos a todos. Para esto, la gente honesta, eficiente e inteligente, especialmente jóvenes, debe participar para presentar una nueva imagen de capacidad administrativa y política de los partidos, de manera que se consideren idóneos para promover una contribución adecuada y eficiente en el manejo del Estado.
Los partidos mas jóvenes tienen mayor posibilidad de replantearse dado que los partidos tradicionales de larga data han practicado por muchos años los mismos vicios autocriticados en el foro antes mencionado. Se requieren partidos relativamente nuevos, con gente capacitada y con voluntad para gobernar democráticamente, capaces de producir los cambios necesarios para llevar a cabo las grandes realizaciones que exige el progreso económico y desarrollo humano sostenible de los países, especialmente en Panamá.
Ing. Cristobal Silva