Panamá es un país donde diferentes actores políticos, empresariales y civiles, se refieren con frecuencia a las posibles afectaciones a la institucionalidad y democracia, cuando se desvela algún interés particular en el ejercicio de la función pública, por quienes han ostentado el poder, irrespetando cualquier principio democrático y el estado de derecho.
Pero este discurso, muchas veces se aleja del interese genuino por defender la democracia y la institucionalidad, convirtiéndose en un mero discurso que evidencia en algunos grupos, intereses personales, que pasan por encima del derecho fundamental que involucra a todos los panameños.
Esto ha quedado en evidencia, luego que algunos medios de comunicación filtraran la ponencia de un fallo de la Corte Suprema de Justicia, relacionado a una demanda de inconstitucionalidad contra el postulado que la admisión de una querella penal es equivalente a la imputación de cargos.
Sin importar quién es el beneficiado del resultado positivo o negativo de la decisión adoptada por el Órgano Judicial, la filtración, facilita la exposición mediática y el debate en un entorno distinto del foro judicial, de un asunto que está sometido a reserva y cuya develación constituye posiblemente una conducta penal, podría permitir a tercer efectuar.
Esta filtración evidencia que existen servidores públicos relacionados o responsables con la tramitación del proceso, están llevando adelante actuaciones al margen de la ley, ofreciéndole a este y a cualquier acusado (en otros procesos) un juicio mancillado, donde no se están protegiendo todas las garantías inherentes a un proceso judicial.
Con esta filtración lo único que se logra, más allá de poder influenciar o cambiar el fallo, es debilitar el ya golpeado sistema judicial. Entonces, ¿vamos a debilitar el sistema?, ¿no afectamos la institucionalidad del Órgano Judicial haciendo parte de bochinches o cuentos de camino?, acaso, ¿la decisión que se adopte no sentará un precedente para todos lo panameños, sin importar su apellido?
La reflexión sobre lo ocurrido dentro del Órgano Judicial (la filtración), y en los medios de comunicación (la exposición), le hace un flaco favor al país. Es hora de ser responsables, ser cónsonos con el discurso, y jugar un papel apegado a derecho, sino no tendremos moral para hablar de afectaciones democráticas, y perderemos credibilidad.