En 1916 la maquinaria del Partido Liberal se encontraba en buenas condiciones y le pidió a EEUU que se abstuviera de intervenir. El Partido Conservador, en cambio, comenzaba a dar muestras de su desgaste. Tal como lo analiza Hernán Porras, la vieja oligarquía “blanca capitalina” no tenía la fuerza ni el ímpetu para confrontar la alianza del “arrabal”, con Azuero que estaba en ascenso.
El candidato oficial del Partido Liberal fue Ramón Maximiliano Valdés, que pertenecía al equipo del dirigente máximo del partido, que era Belisario Porras. Según algunos autores norteamericanos, el presidente de EEUU, Woodrow Wilson, le dio su respaldo a la facción que encabezaba el presidente Porras.
Porras se enfrentaba a otra facción del Partido Liberal encabezada por Rodolfo Chiari, quien se había convertido en un magnate azucarero en la provincia de Coclé. La campaña de Chiari dependía de su capacidad de desbancar a Valdés de su candidatura. Esta movida, a su vez, estaba en manos del Departamento de Estado en Washington que favorecía a un candidato conservador. El apoyo a Porras por parte del presidente Wilson del Partido Demócrata desarmó a la oposición de aquella época.
Según John Majors, el Departamento de Estado contra los deseos de la Casa Blanca apoyaba a Ricardo Arias, candidato del Partido Conservador. “Pero las posibilidades de Arias estaban destinadas al fracaso desde un principio ya que dependían de la renuncia de Valdés. Esta posibilidad, a la vez, estaba amarrada a que EEUU decidiera intervenir con supervisores. Cuando Washington anunció que no enviaría supervisores a las elecciones de 1916, Chiari retiró la candidatura de Arias y Valdés se sintió seguro”.
Luego de esto, el 2 de agosto de 1916, el Dr. Ramón M. Valdés, ascendió a la silla presidencial por parte del Partido Liberal, aprovechando que la representación del Partido Liberal Chiarista no participó en la Asamblea de Electores, acusando al Gobierno de parcialización abierta hacia el candidato Valdés.
El historiador McCain dice que durante las elecciones tropas norteamericanas se apostaron en las afueras de la ciudad de Panamá, en la Zona del Canal, el 25 de junio de 1916. Probablemente, una muestra de su presencia y disposición a intervenir si sus intereses lo ameritaban.
La campaña de 1916 también introdujo un elemento que estaría siempre presente a lo largo del siglo XX, y aún en la actualidad, que sería aprovechada posteriormente. El Partido Conservador en camino a su desaparición electoral logró “sobrevivir” pero como una fracción del Partido Liberal.