En los partidos que están en juego más cosas además de los tres puntos, los encuentros suelen tener cargas adicionales más fuertes que en un partido normal. El Real Oviedo se llevó el derbi asturiano, para continuar siendo el primer equipo en el fútbol del Principado de Asturias y deja al Sporting de Gijón en una situación crítica.
Salió el Oviedo dispuesto a ofrecer un buen partido a su afición, unido al acierto de cara a la portería del Sporting, hizo que cuando los azules cruzaban la línea del centro del campo temblaban los cimientos de los gijoneses. Por el contrario a los visitantes le costaba dios y ayuda pisar el área local y cuando lo hacían les faltó precisión para poner en riesgo la meta ovetense.
Fruto del control desde el primer minuto, la primera alegría para la parroquia local, no se hizo esperar y en el minuto seis una pelota que cayó cerca de Ibrahima, éste a la media vuelta conectó un remate imposible para Mariño, que no pudo hacer nada para atajar el balón, estallando la locura en la afición ovetense.
Sobrepasado por las embestidas de los locales, el equipo visitante no sabía como quitarse la presión que desde el centro del campo iniciaban Bárcenas y Mussa. Este empuje dio sus frutos ocho minutos después del primer gol, un servicio desde la esquina de Berjón sirvió para que Alanís de cabeza enviara el balón al fondo de la red, subiendo el 2-0 al marcador.
Fueron 14 minutos que hundieron al visitante y el reencuentro de los azules con su afición, hasta finalizar la primera parte fue un partido con un equipo local dueño del centro del campo y llevando la iniciativa, sin llegar a rematar las ocasiones que disfrutaron para ampliar su ventaja.
A la vuelta al césped de los vestuarios, el partido entró en una fase de interrupciones continuas, ya sin el buen juego de la primera parte y el Sporting se hizo con la posesión de la pelota, sin llegar a inquietar la meta defendida por Champagne. Todo marchaba sin problemas para el Oviedo, hasta que llegó el minuto 73, en el que un derribo sobre Neftalí, permitió a Carmona acortar distancia desde el punto de penalti.
Con este contratiempo el míster local optó por amarrar el resultado dando descanso a Bárcenas y sustituirlo por Carlos Martínez, el nerviosismo llegó a las filas locales, aunque no concedieron ocasiones para que los visitantes lograran algo positivo. Con el pitido final, el Oviedo se lleva un triunfo de más de tres puntos y deja en calma a la capital del Principado.