El Liverpool se proclamó campeón de la Champions, al vencer al Tottenham gracias al gol de penalti de Salah, en el minuto 2 y Origi que marcó en el 87′.
La alegría de los aficionados del Liverpool, ya se dejó notar desde 48 horas antes del encuentro en las zonas del centro de la capital de España habilitadas para que dieran rienda suelta a su alegría y sus cánticos, como si de un buen augurio se tratara. para conseguir su sexta Copa de Europa.
Madrid, se convirtió durante esta semana en la capital mundial del Fútbol, con un gran despliegue en las zonas céntricas de la capital española, con actividades lúdicas relativas al mundo del balón. El centro capitalino, ha sido una gran fiesta del fútbol, donde los colores azul y rojo de los contendientes se dejaban ver por todas las zonas, eso sí separadas ambas aficiones para evitar altercados. Para lo Policia Nacional de España y la Policia Local, ha supuesto el mayor despliegue de seguridad realizado para un encuentro de fútbol, y que se ha traducido en una fiesta deportiva sin incidentes reseñables, sólo entristecida por el fallecimiento del que fuera jugador esta temporada del Extremadura U.D., Jose Antonio Reyes, en un accidente de tráfico.
Ciñéndonos a lo deportivo, sin negar los méritos hasta el último partido, cierto es que la final la ganaron los de rojo por un penalti que no debería haber sido pitado, por que un partido tan grande no puede decidirlo un lance dudoso en el primer minuto de partido. Ese penalti a los 26 segundos del inicio condicionó por completo el juego y nunca conoceremos como se habría jugado ese partido sin ese penalti.
El resumen del partido es que al Liverpool, el resultado le servía y al Tottenham no le alcanzaba. Por si no fueran suficientes los inconvenientes de Pochettino, Kane no estaba al cien por cien, que se vió muy pronto y Eriksen no tocó balón en el primer tiempo. En el segundo tiempo fue el vértigo a ganar o perder lo que aceleró el partido.
El Tottenham se acercó más al gol gracias a Lucas Moura, pero surgió Allison Becker, la corrección a las calamidades de Karius. Ante un portero tan extraordinario no se puede llegar de cualquier forma y así es como llegó el Tottenham. El árbitro tampoco era partidario del milagro, lo poco que pudo barrer lo escondió bajo la alfombra del Liverpool.
La final era roja y Origgi, sentenció el partido con un tiro que solo lo hubiera podido desviar el guardameta Allison. Y el partido no dio para más, salvo la alegria desbordada de los aficionados del Liverpool, por la consecución de su sexta Copa de Europa.