China aseguró hoy que es «altamente improbable» que los restos del cohete que está fuera de control causen daños en su regreso a la Tierra y afirmó que estos se desintegrarán durante su reentrada a la atmósfera.
«La mayoría de los restos del cohete se desintegrarán y se destruirán durante su reentrada en la atmósfera, es altamente improbable que causen ningún daño a la Tierra», afirmó hoy el portavoz del Ministerio de Exteriores Wang Wenbin en rueda de prensa.
Agregó que «aunque lo más probable es que no sea peligroso, China está prestando mucha atención a la reentrada del cohete en la Tierra».
El cohete (un Long March 5B) fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial y se espera que a lo largo del fin de semana impacte con la atmósfera terrestre, lo que ha provocado preocupación ante la posible caída a la Tierra de algunos de sus fragmentos y la activación de diferentes servicios de vigilancia espacial.
Aunque la Administración Espacial Nacional (ANEC) no se ha pronunciado al respecto, la prensa local indicó hoy igualmente que es poco probable que los restos del cohete caigan en zonas pobladas.
Según el rotativo Global Times, «tanto expertos chinos como extranjeros concuerdan en que la posibilidad de que los restos causen heridos o bajas es extremadamente baja».
Técnicos citados por el periódico aseguran que el regreso del cohete entra dentro de los parámetros «normales», que lo más probable es que los restos caigan fuera de áreas habitadas y que se desintegren durante su reentrada a la atmósfera.
Otros medios, como el portal tecnológico Sina, van más allá y acusan a la prensa extranjera y taiwanesa de sensacionalismo.
Un artículo publicado en esta web asegura que «los medios no van a embaucar a quienes tienen conocimientos sobre este tema» y que «aunque nada tiene cero riesgos, las posibilidades de que los restos impacten con alguien son ínfimas».
Otro portal, Guanwang, incluso acusa a los medios occidentales de estar «ávidos de noticias negativas» sobre China y que «sus exageraciones solo buscan desacreditar al país asiático».
«Cuando los restos del Falcon 9 estadounidense cayeron en marzo sobre una granja, los medios occidentales dijeron que habían llegado para ‘iluminar el cielo nocturno’. Pero cuando se trata de China, utilizan frases como ‘¡atentos, un cohete chino está apunto de caer con violencia!'», argumenta el portal.
Varios organismos monitorean desde hace días el retorno a la atmósfera terrestre del gigantesco objeto espacial chino, que tiene una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, que lo convierten en uno de los trozos más grandes que vuelven a la Tierra.
La red de sensores y radares del Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea está observando el objeto «de cerca» y ha comprobado que está cayendo, y ha reducido su ventana de entrada a la atmósfera terrestre a un periodo comprendido entre los días 8 y 9 de mayo.
Sus datos revelan que el objeto lleva una inclinación que sugiere en principio que los restos o «escombros» del mismo caerían en una región de la Tierra cubierta en su mayor parte por el océano o áreas deshabitadas, y ha aseverado que la probabilidad estadística de un impacto en suelo en áreas pobladas «es baja».