El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dijo este domingo (21.03.2021) que su país «no será una dictadura» tras la amplía victoria del oficialismo en las elecciones de febrero e indicó que promoverá el diálogo, del que excluirá a la oposición.
«El Salvador no será una dictadura, como quieren hacer creer a la gente algunos activistas, analistas, algunos periodistas y políticos que no fueron electos», sostuvo el mandatario.
Agregó que «la prueba más clara fueron estas elecciones, donde ganamos democráticamente por segunda vez».
«Ganamos la gran mayoría de la Asamblea (Legislativa), pero en las urnas, no a la fuerza o impidiendo la participación de la oposición, como pasa en las verdaderas dictaduras, como pasa en nuestro país hermano, en Honduras», añadió.
Agregó que, a su juicio, «nadie discute que el presidente (Juan Orlando Hernández) ganó la primera vez democráticamente, pero luego usó su poder para cambiar el resultado de una elección, donde iba perdiendo, hubo un apagón y milagrosamente terminó ganando».
El parido Nuevas Ideas (NI), fundado por un movimiento de Bukele y dirigido por un primo suyo, y la formación que lo llevó al poder en 2019, la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA, derecha), sumaron 61 de los 84 diputados para la legislatura que comenzará en próximo 1 de mayo.
Ese número de legisladores les permitiría elegir a magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y Corte de Cuentas, además del fiscal general y el procurador de Derechos Humanos. También ratificar reformas a la Constitución y aprobar deuda externa.
«Después de una victoria como la del 28 de febrero lo lógico es que el presidente de la República haga un llamado al diálogo con todas las fuerzas vivas de nuestro país, incluso con las que se opusieron a nosotros en esta última elección, y eso haremos», dijo.
Bukele aseguró que «hablaremos» con organizaciones sociales y comunitarias, analistas, académicos, profesionales, empresarios, sindicatos, gremiales y «sobre todo hablaremos con la población».
Añadió que esto no incluirá a los opositores Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha) y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda) y «sus satélites».
Arena pasó de tener 37 diputados en la actual legislatura a 14 en la que comenzará el 1 de mayo y el FMLN pasó de 23 a 4.
«No negociaremos con ellos, pero no por soberbia o prepotencia, sino porque ese fue el mandato del pueblo salvadoreño», añadió y aseguró que los nuevos diputados fueron electos para «un mandato incuestionable para apoyar a este Gobierno».
Agregó que los diputados del oficialismo «no pueden cobrar bonos, no pueden hacer viajes de placer con recursos del Estado, (…) no pueden tener plazas fantasmas, no pueden tener asesores de asesores».
«Así como fueron electos y aclamados, pueden terminar siendo odiados y expulsados por el mismo pueblo, así como pasó con los diputados salientes, que no solo los expulsaron, sino que ahora nos piden que hagamos justicia y los obliguemos a devolver lo robado», advirtió.
El director para las Américas de la organización Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, dijo recientemente en una publicación en el medio El Nuevo Herald que la mayoría oficialista en la Asamblea Legislativa «podría permitirle impulsar reformas legislativas que limiten el trabajo de los medios y menoscaben la independencia de la Corte Suprema».
Indicó que, a su juicio, el órgano Judicial «hasta ahora ha sido el principal contrapeso a los abusos del Gobierno».