sábado, abril 27, 2024

Las primeras lluvias en 500 años en el desierto más árido del mundo

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Las primeras lluvias en 500 años en el desierto más árido del mundo

La mayor parte de las especies microbianas han muerto y solo algunas bacterias siguen activas y reproduciéndose

El dicho popular dice que el agua es fuente de vida, pero se ha demostrado que no es así siempre, ya que los microbios que subsisten sin ella, la inesperada caída de lluvia ha supuesto su muerte. Lo han comprobado en el corazón del desierto chileno de Atacama, casi con toda seguridad el lugar más seco de toda la Tierra. Las primeras lluvias de las que se tiene constancia en 500 años han causado estragos en la fauna microbiana, según un informe difundido por un equipo internacional de científicos del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA). Los resultados del estudio se han presentado en la revista Scientific Report.

En esta zona del planeta situado al norte de Chile, con un clima extremadamente inhóspito llueve tan poco que su nivel de precipitación está por debajo de cuatro milímetros por metro cuadrado, frente a, por ejemplo, los 359 mm. de Santiago de Chile.

A pesar de su aridez extrema, en el invierno altiplánico, que es durante los meses de diciembre a marzo, las corrientes de aire húmedo que llegan desde los Andes, propician que a veces caiga nieve. Sin embargo en los tres últimos años se han producido tres sorprendentes episodios meteorológicos en el centro hiperárido de Atacama que han desafiado su clima habitual y que los autores de este estudio vinculan con el cambio climático.

En 2015 llovió de forma significativa dos veces, el 25 de marzo y el 9 de agosto. El 7 de junio de 2017 volvió a llover, que según Alberto G. Fairén, coautor del estudio, «por primera vez desde que hay registros, formaron lagunas efímeras».

Morir por exceso de agua

Estudiando la microbiología de estos lagos hipersalinos encontraron algo inesperado: «Contrariamente a lo que cabría esperar, hemos descubierto que el aporte de agua no ha supuesto un florecimiento de la vida en Atacama. Ha causado una enorme devastación en las especies microbianas que habitaban estos lugares antes de las lluvias», detalla Fairén, investigador del CAB.

Solo algunas bacterias llamadas Halomonas, siguieron activas desde el punto de vista metabólico y siguieron siendo capaces de reproducirse en esas lagunas que se formaron con el agua de lluvia, según este estudio.

Así, dice Fairén, «El rango de extinción fue del 85%, principalmente debido al estrés osmótico», es decir, por una situación de desequilibrio debido a los cambios en el aporte de agua. Lo más habitual en la naturaleza es que el estrés osmótico se produzca por la ausencia de agua pero en Atacama esas alteraciones han tenido lugar por la abundancia repentina de lluvia: estos microorganismos estaban perfectamente adaptados a vivir en condiciones de extrema sequedad y optimizados para sacar el máximo provecho de su escasa humedad. Ante las nuevas condiciones de inesperada inundación, dice Farién, «No han sido capaces de adaptarse y han muerto por exceso de agua».

Sus resultados, nos informa Fairén, han sido sorprendentes, sobre todo teniendo en cuenta las conclusiones de otros estudios realizados también en este desierto chileno. «Otros grupos habían observado que las lluvias traen un florecimiento de la vida en Atacama pero su estudio se hizo en zonas hiperáridas, donde suele llover cada diez años más o menos, y el nuestro se ha hecho en el corazón  hiperárido del desierto el punto más seco de la Tierra, nunca se han registrado precipitaciones desde hace 500 años. «La respuesta que han tenido los distintos microorganismos en uno y otro lugar después de la lluvia ha sido totalmente diferente», detalla el científico.

Marte en la Tierra

Atacama, un amplio desierto que ocupa una superficie de 105.000 kilómetros cuadrados, es el mejor laboratorio al aire libre para los científicos interesados en estudiar la habitabilidad de Marte debido a lo parecidos que son. Su superficie es muy salina, rica en nitratos, sulfatos y percloratos y muy pobre en sustancias orgánicas. Además, la radiación es muy alta. Y pese a ello, hay organismos adaptados a este entorno tan hostil.

Por ello, desde 2003, se llevan a cabo allí investigaciones que tratan de conocer mejor los mecanismos que hacen posible aquí la vida y esclarecer qué sucedió en el planeta rojo, donde hace entre 4.500 y 3.500 millones de años habia grandes cantidades de agua líquida en su superficie. Lo saben gracias a las pruebas hidrogeológicas que se han conservado en forma de minerales hidratados en la superficie y de huellas de ríos, lagos y deltas y lo que creen que podría haber sido un océano.

Después, el planeta rojo fue perdiendo su atmósfera y su hidrosfera, hasta convertirse en el mundo seco que se han encontrado los vehículos robóticos que lo exploran. No obstante, hace entre 3.500 y 3.000 millones de años hubo ocasiones en los que grandes volúmenes de agua excavaron su superficie formando canales y causando inundaciones catastróficas. La hipótesis de este equipo de científicos es que, si aún existían comunidades de microbios habituadas al clima seco extremo, estos microbios marcianos habrían sufrido un estrés similar al que han visto ahora en Atacama al tener que hacer frente de improviso a abundante agua.

Por ello, según argumenta Fairén, su trabajo sirve «para establecer un análogo con lo que sucedió en Marte en la época en la que perdió su agua líquida, y contribuye a explicar el destino de una biosfera marciana primordial».

Mirando al pasado, los científicos saben que el corazón de Atacama ha sido árido en los últimos 150 millones de años, e hiperárido desde hace 15 millones de años. La gran sequedad de su ambiente ha hecho de este desierto uno de los mejores lugares para la observación astronómica. Por ello, se han instalado algunos de los más grandes y potentes telescopios del mundo, como ALMA, el Telescopio Muy Grande y el Telescopio Extremadamente Grande, que está en construcción actualmente.

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